sábado, 23 de enero de 2010

"LA FALTA DE INVERSIÓN SOCIAL ES UNA INMORALIDAD”

El secretario de Gobierno de la provincia de Santa Fe, Mario Drisun, salió a defender las declaraciones del gobernador Hermes Binner y apuntó contra los sectores del justicialismo por no invertir en los últimos 24 años en mejorar la calidad de vida de los santafesinos. A continuación, transcribimos la nota.

"LA FALTA DE INVERSIÓN SOCIAL ES UNA INMORALIDAD”

La sociedad santafesina observa con satisfacción y tranquilidad, por estos días, hechos paradigmáticos como la sanción al ex juez Víctor Brusa por violaciones a los derechos humanos, la rectificación del fallo en el caso Fraticelli, o la anulación de la jubilación de privilegio mal otorgada al ex juez de la Corte Rodolfo Vigo. Causas que no habían sido resueltas, poniendo al desnudo situaciones de connivencia entre la mala política y los distintos niveles del Estado.

Hay todavía cuestiones básicas de la sociedad que quedan por saldar, pero es innegable que la Justicia y la calidad institucional en materia de control de los actos de la administración pública avanzan en la provincia de Santa Fe, donde hoy el Poder Ejecutivo ya no designa arbitrariamente a los magistrados y a los integrantes del Tribunal de Cuentas.

A tal fin, se establecieron mecanismos para que las mujeres y hombres más idóneos y comprometidos con la democracia accedan a esos cargos a través de concursos públicos de oposición y antecedentes. En ese mismo sentido, se estableció un sistema de selección para el ingreso a la Administración Pública y se restablecieron los concursos para la carrera administrativa, con acuerdo de los gremios.

De este modo se está poniendo freno a la inmoralidad y a la impunidad en nuestras tierras. No sólo por la acción de un gobierno en particular, sino también por un mayor nivel de madurez y conciencia ciudadana y de las instituciones de la sociedad civil, que se manifestó oportunamente, por ejemplo, para reclamar la anulación de la absurda ley de lemas, que permitió, durante tantos años, burlar la voluntad de las mayorías en nuestra provincia.

La clara falta de políticas en defensa de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas en el territorio de la provincia durante 24 años es, precisamente, inmoral.

>> La educación pública sin proyecto, con edificios derruidos, con escasos bancos para dar respuestas a las crecientes necesidades, obligó al gobierno del Frente Progresista a crear 186 escuelas nuevas para cumplir con la obligatoriedad de la escolaridad secundaria dispuesta por la ley nacional; además de la titularización de 10.000 maestros, que en algunos casos llevaban más de 20 años sin poder concursar.

>> Ciudadanos obligados a mendigar el derecho a la salud en largas esperas para resolver necesidades sanitarias básicas, en hospitales sin proyecto de crecimiento estratégico que se convirtieron en inhabitables edificios con paredes húmedas y descascaradas, con trabajadores en gran parte desmotivados por la impresión de que ya nada se podía cambiar. Esto también es inmoralidad.

Para subsanar esta situación, el gobierno de Hermes Binner puso en marcha una profunda reestructuración del sistema público de salud, que contempla la construcción y equipamiento de ocho nuevos hospitales y 80 nuevos centros de atención primaria de la salud en toda la provincia. Esta política de acceso universal e igualitario a la salud ya consiguió, entre otros logros, la disminución del índice de mortalidad infantil.

>> Es inmoral que casi la mitad de nuestra población no tenga agua potable que le permita vivir con dignidad.

El gobierno progresista formuló un plan para abastecer a todos los ciudadanos de la provincia, a través de la construcción de un sistema de 12 grandes acueductos. Y mientras tanto, se asiste a las poblaciones más perjudicadas y se proveen soluciones puntuales para permitir el autoabastecimiento.

El senador Juan Carlos Mercier, consciente de que los recursos son necesarios para dar respuestas a las necesidades de nuestro pueblo, a través de la inversión social, recorta el Presupuesto y modifica la reforma tributaria beneficiando con esto a los sectores concentrados de las economía que “ahorran” 600 millones. ¿Esto es moral?

¿Qué moral lo llevó a definir la privatización del banco de fomento de los santafesinos?

¿Cuál es la moral que permite a los distintos sectores del Partido Justicialista unirse para achicar el Presupuesto y realizar un brutal recorte de tributos, que debían aportar los sectores de mayor capacidad contributiva de nuestra provincia para garantizar los derechos de la mayoría?

¿Cuál es la moral que permite al PJ sostener ideólogos que primero participaron de los gobiernos de facto en nuestra provincia y luego ejecutaron las políticas de achicamiento del Estado en detrimento de los derechos ciudadanos?

El proyecto de gobierno del Frente Progresista, su propuesta de inversión social, no sólo fue votada democráticamente en las urnas; también fue ratificada en proyectos concretos surgidos de las Asambleas Ciudadanas masivas, realizadas en todo el territorio, donde se consensuó un Plan Estratégico a 20 años para garantizar el cumplimiento de los derechos de todos los santafesinos.

La convocatoria es a unirnos, no en defensa de un gobierno solamente, sino de los derechos de la mayoría de los ciudadanos. Este gobierno, moral, trabaja para esto.

jueves, 21 de enero de 2010

Los pecados de Haití - Por Eduardo Galeano

Desde la Juventud Socialista queremos acercarles este texto contundente de Eduardo Galeano, que data de Julio de 1996, y recobra una vigencia extraordinaria dada la tragedia acontecida días atrás. El problema de Haití no empieza en este 2010 con el terremoto, ni mucho menos, lo que nos obliga necesariamente a revisar la sustentabilidad de un mundo, sumido bajo el sistema de producción capitalista, que reproduce, desde su seno, asimetrías que lamentablemente la naturaleza termina por evidenciar, recién cuando se acontecen tragedias de esta magnitud. Los invitamos a reflexionar entre tod@s.

Los pecados de Haití


La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:
-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:
-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.
Eduardo Galeano
Montevideo, Julio de 1996.

sábado, 2 de enero de 2010

Se viene el 21º Campamento de Juventud del Partido Socialista



Jesús María - Córdoba - del 6 al 10 de enero de 2010

Como todos los eneros, desde hace 21 años, los jóvenes del Partido Socialista de toda Argentina nos encontramos en un gran Campamento Nacional.

Esta actividad nació con el objetivo que cientos de jóvenes podamos – año tras año – conocer juntos nuestro país, divertirnos y compartir nuestras experiencias de militancia en los barrios, ciudades, universidades y en nuestro lugar de trabajo.

Este año, el Campamento Nacional se realizará desde el 6 hasta el 10 de enero en la ciudad de Jesús María, a 60 km al norte de Córdoba Capital. Una ciudad en donde confluyen las raíces de la historia argentina: la estancia jesuítica y el camino real, la tradición gaucha y el coraje de la independencia, el impulso ferroviario y la fuerza de la inmigración, el progreso del siglo XX que llevó a convertirla en la ciudad más importante del norte cordobés.

Estamos convencidos que 2010 no es un año más, no es un campamento más. Es el Enero que dará inicio a uno de los mejores años de la historia del socialismo argentino, un momento para sumar, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, más compañeras y compañeros comprometidos en la construcción de una sociedad más democrática, más justa y más solidaria.

El costo es de $350 pesos e incluye transporte, comida y camping por los 5 días.

Para mayor información podés comunicarte a travésde nuestro mail:
juventudsocialista_sf@hotmail.com.


L@s esperamos!

JS - Ciudad de Santa Fe