domingo, 30 de septiembre de 2012

Comunicado de Prensa del Grupo de Diversidad Sexual por el caso Candela

Desde el Grupo de Diversidad de la  Juventud Socialista Santa Fe expresamos nuestro repudio por lo acontecido el sábado pasado en la recoleta santafesina con la compañera Candela Rolón.
El 22 de septiembre pasado, un patovica de una discoteca santafesina le impidió violentamente el ingreso a un local bailable con el supuesto argumento de su aspecto; acto explícitamente discriminatorio, por su identidad de género. 
Argentina es uno de los países más avanzados en el mundo en torno a la legislación contra la discriminación por identidad de género. La misma no requiere de un cambio en el DNI para garantizar protección legal. Todxs tenemos los mismos derechos sin importar si el sexo que figura en nuestro DNI coincide o no con nuestro género. Por otra parte, el llamado “derecho de admisión” es ilegal en Argentina. El mismo es una herramienta discriminatoria que utilizan ciertos locales comerciales para no brindar sus servicios a algunas personas, y donde los prejuicios son la medida de uso discrecional para aceptar o no a alguien.
Consideramos que este tipo de hechos lamentables y totalmente repudiables, son reiterados en nuestra ciudad. Gran parte de los casos son callados por las víctimas -dado el  temor a represalias-, o pasa por oídos sordos ante el Estado.
Candela hoy se anima a denunciar lo que ha ocurrido. Este acto de valentía busca evitar próximos casos y desnaturaliza procedimientos violentos por parte de nuestra sociedad para con la diversidad sexual.
Por lo expuesto, desde el Grupo de Diversidad, acompañamos el inicio de la denuncia correspondiente -por estas horas pública-, y nos solidarizamos con Candela.
En cada atropello hacia la diversidad sexual, nos levantamos y militamos por una sociedad más inclusiva y respetuosa. ¡Basta de Transfobia! 
 
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jueves, 6 de septiembre de 2012

JUVENTUD, DERECHOS, Y EL MUNDO DEL REVÉS

“...El objetivo final no es representar la voz de los silenciados
sino entender y nombrar los lugares desde donde sus demandas
 o su vida cotidiana entran en conflicto con los otros”
Nestor G. Clancini

¿Por qué los jóvenes podrían votar desde los 16 años? La pregunta debería ser, en realidad, ¿y por qué no? Nos resulta difícil comprender las razones para negarles a algunos (los jóvenes de entre 16 y 18 años), los derechos que otros (los mayores de 18 años) tienen. Nuestro punto de partida pasa por entender que este tipo de propuestas ponen en discusión qué modelo de democracia y sociedad queremos, y que la misma debe exceder meras coyunturas electorales. No podemos empezar aduciendo la conveniencia electoral que ciertos sectores políticos tienen a la hora de impulsar esta iniciativa, y pretender rechazarla de plano por idénticas razones.

En los últimos días hemos escuchado argumentos en contra de dicha iniciativa, como los que plantean que las y los jóvenes de entre 16 y 18 años no estamos lo suficientemente formados e informados, y que por tal motivo no contamos con la capacidad para ejercer “con responsabilidad” el derecho a elegir a nuestros representantes. Resulta curioso que ciertas voces sólo se acuerden de nuestra juventud para descalificarla y negarles la posibilidad ejercer un derecho, en lugar de bregar por el acceso universal a una educación de calidad, que favorezca la construcción de ciudadanía, o de cuestionarse qué rol cumplen en este proceso el Estado, los partidos políticos, las instituciones educativas.
Tal vez la discusión de fondo, la que muchos jóvenes nos atrevemos a dar, es que nuestra democracia exige ser pensada a partir de una base social más amplia, a través de procesos que involucren a grupos y sectores que, ya sea en las leyes o en los hechos, se encuentran hoy excluidos de la representación. Hablamos de un aumento en la calidad y la intensidad de nuestra democracia, y por eso destacamos el impacto social que esta medida tendría respecto de las concepciones que como país tenemos sobre las y los jóvenes. Empezar a pensarnos como sujetos de derecho, y activos participantes en la vida política. Y herramientas como esta, tienen un claro sentido de promoción de ciudadanía y fomento de la participación.

Es importante que como juventud tratemos de despojarnos de ciertas concepciones estigmatizantes que intentan ponernos en el lugar de incapaces o vulnerables, y empezar a reconocernos como “vulnerabilizados”, o sea, transformados en vulnerables por las condiciones en que hemos sido puestos. Y en este sentido tampoco podemos realizar un análisis serio sobre este tema obviando contextos o dejando de señalar ciertas carencias. Está claro que no todos las/os jóvenes manifiestan hoy en día un interés por la política, ni todos cuentan con un mismo capital cultural-educativo, e inclusive muchos -como decíamos anteriormente- se encuentran en situación de alta vulnerabilidad social. Pero igual de cierto es que hoy, a esa misma edad, se nos permite emanciparnos, tener un trabajo (con la consecuente obligación de tributar), contamos con un régimen penal diferenciado, estudiamos, etc. Y si vamos al caso, analizando las carencias previamente desarrolladas, bien podríamos trasladar esa misma realidad desigual para con los adultos que hoy cuentan con el derecho a sufragar, quienes terminan teniendo las mismas dificultades y limitaciones que los llevan a  tener las más variadas motivaciones a la hora de votar.

Hay quienes esgrimen que las/os jóvenes entre 16 y 18 años deberíamos cumplir con ciertas “obligaciones”, en caso de que pasemos a contar con el derecho optativo al voto. Los discursos en referencia a la edad de imputabilidad, por ejemplo, se reproducen de tal manera que pareciera un requisito a pagar ante la posibilidad de ampliar nuestros derechos. Creemos que los planteos hegemónicos niegan la diversidad y complejidad que implica el ser joven: se deja en segundo plano el hecho de que muchas veces somos las principales víctimas de la represión policial, o la mano de obra barata del sistema laboral; y que nuestra franja etaria es la que cuenta con los índices más altos de pobreza,  exclusión y muertes violentas. Sin embargo, la cara de la moneda que reflejan los medios masivos de comunicación es la de una juventud que transcurre su vida sin mayores sobresaltos, asociada a la despreocupación por lo colectivo y por la vida política. 

Hoy existen las más variadas experiencias en el mundo (España, Suiza), en Latinoamérica (Brasil es un caso, el Frente Amplio de Uruguay en sus elecciones internas permitió votar a sus afiliados a partir de los 14 años) y en nuestro país (implementado a nivel Municipal  por las ciudades de Córdoba, Colonia Caroya, y Zapala, para elegir intendente y concejales) que avalan este derecho.

Creemos que las/os jóvenes entre 16 y 18 años debemos tener la opción de poder elegir a quienes nos representan. Consideramos necesario que nuestras demandas sean escuchadas, y ser parte activa en todos los procesos de debate, diagnóstico y soluciones. Queremos que se abran foros, audiencias y asambleas en las podamos volcar las diferentes visiones que la juventud pueda tener sobre este proyecto, ya que si hay algo que podemos criticar es que no se haya abierto el debate aún más, para que sean las juventudes las reales protagonistas en la concreción de esta nueva conquista. Queremos que esta medida venga acompañada de políticas públicas que combatan las situaciones de vulnerabilidad a las que en más de una oportunidad estamos expuestos. Que se promuevan modelos de organización política en escuelas secundarias y terciarias. Desde la Juventud Socialista queremos, en definitiva, que los compromisos asumidos en materia de derechos humanos por nuestro país (Convención de Derechos del Niño, Directrices de RIAD, etc.) sean el derecho y no el revés de nuestra historia.

Jóvenes Socialistas
Ciudad de Santa Fe