Venimos
a rechazar el ascenso del general Milani, porque venimos de una
expresión política, que hoy se presenta ante el Senado de la Nación
como el Interbloque del Frente Amplio Progresista-UNEN, que hizo de
la política de derechos humanos una de sus principales prioridades.
Y este aniversario de los treinta años de democracia nos moviliza a
una reflexión. Porque después del juicio a las juntas, decisión
valiente que tomó el presidente Raúl Alfonsín, que fue un hecho de
trascendencia latinoamericana y mundial, vino la obediencia debida y
luego el punto final; entonces, en nuestro país vimos que estos
treinta años de democracia fueron una construcción con avances y
con retrocesos.
Alfredo
Bravo, nuestro recordado diputado nacional, electo senador nacional
por la Ciudad de Buenos Aires –a quien no se le dejara asumir su
banca–, renunció a la Sub Secretaría de Educación cuando se
sancionaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Renunció
al cargo y, luego, fue elegido diputado por el pueblo de la Ciudad de
Buenos Aires. Entonces, el primer proyecto que presentó fue el de la
nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Traigo
esto al recuerdo, porque en ese momento en que se presentó la
nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, hace
exactamente veinte años, en 1993, él fue acusado de irresponsable,
pero no por los sectores políticos diferentes al que él integraba
sino por la prensa de aquellos días, que señalaba que era una
irresponsabilidad en esos momentos, 1993, presentar un proyecto de
nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, porque ello
podía debilitar la gobernabilidad.
Y
digo esto porque el “Nunca más” es una construcción social, una
construcción política, en donde se avanza y se retrocede. Como
decía Vico, un conocido pensador, Corsi e ricorsi.
Sinceramente
creo que esta es una mala noche del Congreso de la Nación Argentina
porque es un grave retroceso en la construcción de la memoria, la
verdad y la justicia, que a partir de 2003, con la decisión firme
del presidente Néstor Kirchner, se fijó como política de Estado a
la política de Derechos Humanos. Este es un grave retroceso, señora
presidenta. Esto quedará como una mancha en la democracia. Esto
significa que se está borrando con el codo lo que se escribió con
la mano en materia de derechos humanos.
No
sólo manifestamos nuestra tristeza por esta decisión equivocada,
profundamente errónea, sino que además, como se ha señalado en
distintas oportunidades esta noche, nos preguntamos el por qué.
Hay
muchos interrogantes que podrían plantearse acerca de Milani y del
rol de las Fuerzas Armadas, de por qué Milani conserva la Jefatura
de Inteligencia del Ejército, de qué actividades de inteligencia ha
desarrollado Milani desde esa dirección en los últimos años, o
cómo se encuadran dichas tareas de inteligencia en lo prescripto en
la ley de inteligencia nacional, 25.520, y en la ley de seguridad
interior, 24.059. Podríamos preguntar cuáles fueron las razones que
justifican el incremento del presupuesto de inteligencia militar a la
luz de la desaparición de las hipótesis de conflicto regional, qué
rol desempeña la cantidad de agentes nuevos ingresados. Podíamos
hacer muchas de estas preguntas, pero queremos concentrarnos en lo
que consideramos es el eje del debate de esta sesión.
Nos
parece que el eje del debate de esta sesión es por qué ante tantas
evidencias con la desaparición del soldado Ledo, se avanza. Por qué
ante tanta contundencia de las declaraciones de Ramón Olivera, se
avanza. Por qué ante el testimonio del caso Schaller, se sigue
adelante.
Claramente,
señora presidenta, creemos que esta es una decisión profundamente
contradictoria con la política llevada adelante en los últimos años
por este gobierno y por este Congreso de la Nación.
¿Cómo
le explicamos a la juventud el ascenso de Milani? ¿Cuál es la
verdadera razón de Estado para destruir la mejor política de Estado
de este gobierno, que le significó un reconocimiento nacional e
internacional?
Me
gustaría tener la respuesta, pero sinceramente no la tengo, porque
no tengo la certeza de por qué avanzan con esta increíble decisión
política. Lo que sí tenemos es la certeza de que con esta decisión
errónea, a partir de hoy ponen un punto de inflexión a una correcta
y valiente política de Derechos Humanos.
La
senadora Morandini nos conmovió con su elocuencia personal; y son
mucho más elocuentes que las palabras que se han dicho en este
recinto, los silencios por parte de quienes tienen una gran
coherencia personal en la defensa de los derechos humanos.
El
señor Juez hablaba de la construcción de la memoria, la verdad y la
justicia, y es a la política de construcción de la memoria a la que
justamente creo que le estamos haciendo un grave daño con esta
decisión equivocada. Porque acá no se está discutiendo la
culpabilidad penal, no se está discutiendo si está comprobado
jurídicamente que Milani es criminal o no; acá estamos hablando de
si tiene la idoneidad para el cargo. Estamos tomando una decisión
política de hondo significado institucional.
¿Qué
significa que el jefe de las Fuerzas Armadas tenga que tener
idoneidad para el cargo después de la grave noche de la dictadura
militar que padecimos, en donde las Fuerzas Armadas fueron el brazo
ejecutor de esa política que causó treinta mil desaparecidos?
Porque
Milani dijo en su presentación ante el CELS que en la provincia de
La Rioja había una represión de baja intensidad. Creo que nunca
habíamos escuchado esto. La verdad es que nos sorprende y nos deja
perplejos que hoy quien va a ser ascendido al máximo cargo
institucional de las Fuerzas Armadas diga semejante cosa. Como dijo
el senador Pino Solanas, ¿no conocía a Murias y Longevilla? ¿O la
matanza de Angeleli? ¿No conocía el aparato represivo de La Rioja?
¿No sabía que ese aparato represivo en cada una de las provincias
integraba coherentemente el aparato represivo nacional? Quiero llamar
la atención de este recinto en el sentido de que se va a designar al
mando de las Fuerzas Armadas a quien dice desconocer todas estas
cuestiones.
Argentina,
juntamente con todo el cono sur de América latina, fue el más
grande campo de concentración de la historia de la humanidad. Fueron
180 millones de mujeres y de hombres que, entre los 70 y los 80,
padecieron las dictaduras militares donde no se respetó el más
elemental derecho a la vida. Esta fue la doctrina de la seguridad
nacional. Fue un proyecto político que involucró no solamente a una
provincia o a un país sino a toda la región, a toda América
latina. ¿Lo sabe esto el general Milani? ¿No lo aprendió en estos
treinta años de democracia? ¿Vamos a llevar a jefe de las Fuerzas
Armadas a quien desconoce estas cuestiones elementales? ¿A quién
desconoce que funcionaba un centro clandestino de detención, como en
tantos lugares en el país, donde él estaba? ¿Desconoce que la
desaparición del soldado Ledo era una metodología de desaparición
forzada de jóvenes? ¿No lo conoce todavía?
Si
no conoce todas estas cosas mal puede recibir este premio de ascender
a jefe del Ejército.
Por
eso, señora presidenta, el interbloque FAP-UNEN rechaza el pliego.
No puede ser jefe del Ejército quien niega todas estas cosas. Y
sabemos que esa actitud negacionista de la dictadura militar es un
grave retroceso, es una grave decisión política y es una grave
equivocación que nos hace retroceder en la memoria, la verdad y la
Justicia.
Por
eso, con contundencia, indignación y tristeza, pero sobre todo con
mucha preocupación, rechazamos el ascenso del general Milani.
Fuente:
http://rubengiustiniani.com.ar/intervenciones.php
Juventud
Socialista
Ciudad
de Santa Fe
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