viernes, 2 de agosto de 2013

Uruguay nos ha dado un nuevo ejemplo



En la madrugada de ayer, la Cámara de Diputados de la República Oriental del Uruguay, en una ajustada votación, con 50 votos a favor y 46 en contra, dio media sanción a un proyecto de ley que legaliza la producción, comercialización y consumo de marihuana.

Desde el Grupo de Despenalización de la Juventud Socialista saludamos la iniciativa, convencidos de que nuestro vecino hermano país ha dado una clara muestra de madurez política; Uruguay decidió hacerse cargo de la problemática del consumo de estupefacientes! Esta medida allana el camino para  la implementación una política de Estado que pueda dar respuestas a usuarios recreativos, medicinales, a producir modificaciones en el sistema de salud, y a enfocar la mirada represiva en el combate al narcotráfico, verdadero flagelo de esta sociedad problemática.

Queda claro que la marihuana no es inocua (como no lo es ningún estupefaciente, legal o ilegal), y que produce en mayor o menor medida efectos no deseados,  Pero vale resaltarmos que parte del debate del día de ayer, se centro en la proliferación del uso de la cannabis desde una esfera científica. En el campo medicinal, la industria farmacéutica investiga y desarrolla cannabinoides como calmantes, sustituyendo a los opiáceos. También investiga aplicaciones para el tratamiento de varios tipos de cáncer. Esto demuestra que no todo los atributos de la planta son oscuros. De hecho ya hay grandes laboratorios que han comprado licencias en más de 20 países para comercializar medicamentos en base de cannabinoides.

Cuando hablamos de despenalización y nuevo abordaje de estupefacientes en Argentina, nunca lo hacemos con la idea de fomentar o relajar la idea del consumo, nuestro discurso está atravesado por la idea del consumo responsable y eso lo dejamos en claro siempre. Pero tampoco podemos tapar el sol con la mano y negar que las consecuencias aparejadas por la ley nacional 23.737 (tras 24 años de aplicación) son insostenibles.

Dicha ley no fue -ni es- una herramienta útil para combatir el narcotráfico, no redujo los niveles de consumo, y multiplicó por las nubes el número de causas penales a consumidores con cantidades mínimas -quienes desde 2009 están amparados por el fallo Arriola, que declaró la inconstitucionalidad de la ley en esos casos- lo que provocó una saturación el Sistema Judicial. El llamado “Paradigma Prohibicionista” nos lleva a un callejón sin salida. Es una paradoja que busca eliminar los posibles daños que puede causar una sustancia, generando mucho más daño que la sustancia misma. En el mundo se comprobó lo mismo.

Diferenciar el consumo del narcotráfico es la clave para comenzar a dialogar. La educación y la información son herramientas fundamentales para instalar el debate, y abordarlo multidisciplinariamente. Es necesaria una batería de medidas que incluya: Despenalización para consumo Personal; una Ley de Prevención y Atención de las Adicciones; Políticas educativas, y de acceso a la información, que apunten a la prevención; un Programa Nacional de Salud para la atención Integral de Usuarios (con tratamiento ambulatorios, y en consonancia con la Ley de Salud Mental); Discutir estrategias de reducción de daños. Pero todo esto se logra comenzando un debate, que a nuestro criterio es impostergable.

En ese camino estamos, y la respuesta Uruguaya -de la que el mundo entero habla- nos abre una puerta importantísima. Hacia ahí, creemos, debemos ir.


Grupo de Despenalización
Juventud Socialista
despenalizacionya.js@gmail.com

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