viernes, 2 de abril de 2010

"Juan López y John Ward", Borges y las Malvinas

Hoy se cumple un nuevo 25 años del incio de la Guerra de las Malvinas, producto de un duelo de soberbia y nacionalismo berreta entre la Inglaterra de Thatcher y la Junta Militar Argentina. Jorge Luis Borges se encontraba entre dos frentes: su declarada anglofilia, por un lado, y el apoyo que había prestado a los militares golpistas por el otro. Sin embargo, su confianza en la dictadura se había desplomado cuando estalló la guerra. Y su homenaje a los caídos lo hizo en forma de brevísimo relato. No es ni de lejos uno de los mejores, pero basta para sumar todo lo que mata una guerra.

"Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos.

Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras. López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer El Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte. Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender."

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